viernes, 9 de abril de 2010

LOS DUROS COMIENZOS

   El 5 de octubre de 1938, moría en un convento de Cracovia (Polonia) una humilde religiosa polaca, Sor Faustina Kowalska, de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad. Había cumplido apenas 33 años.    Durante su vida las hermanas de Sor Faustina no sospechaban nada de las extraordinarias experiencias místicas de su compañera: sólo pocos años después de su muerte, cuando comenzó a difundirse la devoción a la Divina Misericordia en las formas propuestas por Sor Faustina, se comenzó a hablar también de ella. La Madre General de la Congregación consideró entonces llegado el momento de informar oficialmente a las hermanas acerca de la misión que Jesús había encomendado a Sor Faustina, a saber, la de promover en el mundo la devoción a Su Divina Misericordia. A muchas de las Hermanas ya eran familiares aquellas nuevas formas de devoción, pues se practicaban en algunos de sus conventos y aún fuera de ellos, sin sospechar que Sor Faustina tenía algo que ver con ellas, porque el encargado de difundirlas no fue ella, sino su confesor. Mayor difusión comenzó a tener la Devoción a la Divina Misericordia al estallar la Segunda Guerra Mundial, en 1939, cuya primera víctima fue precisamente Polonia. Para facilitar a la gente la práctica de la devoción, se abrió al público también la capilla del Convento de las Hermanas en la que estaba expuesta la imagen de Jesús Misericordioso. Como en el mismo convento estaba sepultada Sor Faustina, los visitantes de la capilla solían visitar también su tumba. Los graves sufrimientos y las angustias que trajo consigo la guerra impulsaban a la gente a refugiarse en la devoción a Jesús Misericordioso. Así crecía el número de las iglesias en las que se entronizaba su imagen. Además, se erigían por doquier centros de difusión de la Devoción a la Divina Misericordia, que en 1951 ya eran 130. Ya durante la guerra, y más aún después de terminada ésta, la devoción comenzó a difundirse también en otros países como en Rusia, Francia y Estados Unidos.
   La creciente difusión de esta devoción en las formas propuestas por Sor Faustina parecía contradecir los que ella misma escribiera en su Diario espiritual profetizando que la devoción «caería en completa ruina» pero que después se manifestaría «la acción de Dios con gran poder que pondrá en evidencia su autenticidad. Será un nuevo esplendor para la Iglesia, aunque haya estado dormida en ella por mucho tiempo». La primera parte de la predicción de Sor Faustina se cumplió cuando la Santa Sede, actuando en base a informes inexactos e insuficientes, prohibió en marzo de 1959 la difusión de la devoción a la Divina Misericordia en las formas propuestas por Sor Faustina. La remoción de las imágenes de Jesús Misericordioso de las iglesias se dejó a la discreción de los obispos. De la mayoría de las iglesias de Polonia fueron removidas, mientras que el Arzobispo de Cracovia dispuso que las imágenes podían quedarse en las iglesias de su Diócesis y que los fieles podían seguir rezando ante ellas. Después de años, la Santa Sede, comenzó a interesarse de nuevo por este asunto y encomendó al entonces Arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, promotor de la causa de beatificación de Sor Faustina, que actuara con prontitud antes de que murieran todos los testigos.
   En Abril de 1978, en base al examen de documentos originales que antes no se conocían, la Santa Sede retiró la prohibición de 1959, que había durado casi 20 años. Quitada la prohibición, la devoción a la Divina Misericordia cobró nuevo impulso y actualmente se está difundiendo rápidamente por todo el mundo.


La persona que más trabajó para este cambio de actitud de la Santa Sede fue el Cardenal Karol Wojtyla quien seis meses después del Decreto quitando la prohibición, el 16 de octubre de 1978, fue elegido Papa con el nombre de Juan Pablo II. Así comenzó a cumplirse la segunda parte de la profecía de Sor Faustina, según la cual “esta devoción se difundirá en toda la Iglesia”.
Tomado de la dirección : http://www.santuario.com.ar/


-Dice Jesús de la Misericordia a Sor Faustina: "Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, y DE ELLA SALTARÁ LA CHISPA QUE PREPARARÁ AL MUNDO A MI ÚLTIMA VENIDA".



Parece, según sus palabras, que se refiere Al PAPA JUAN PABLO II, lo que coincidiría con las profecías de la Virgen en las apariciones de Umbe y Garabandal cuando decía que Juan Pablo II era el último Papa previo al fin de los tiempos.

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